La respuesta correcta para esta pregunta abierta es la siguiente.
Desde mi punto de vista, no creo que aumentando los impuestos a los combustibles, las empresas y las personas que tienen vehículos motorizados contaminarán menos el ambiente. Y la razón es la siguiente.
Como ya ha sucedido en muchos países e Latinoamérica, el aumento de los impuestos a los combustibles a los vehículos de transporte privado no ha sido una solución al eterno problema de la contaminación.
Desafortunadamente, mientras no exista un servicio de transporte público seguro y de calidad, las personas van a preferir transportarse en sus vehículos.
Además, las rutas de transporte público existentes, son limitadas. Y los vehículos o camiones de transporte son viejos o pocos. La gente tiene que gastar en dos o tres transportes de ida al trabajo y otros tantos de regreso. Tampoco es tan barato al final del día.
Como la mayoría de países tiene que importar la gasolina, por eso es cara, y con los impuestos más.
Una de las alternativas que me gustaría recomendar es que los gobiernos apoyaran el cambio de combustible a electricidad. Es decir, a vehículos y transporte público y de gobierno eléctricos. Y que los propios gobernantes y políticos tuvieran que pagar sus propios coches eléctricos. Por ley. Así no se gastarían el dinero del pueblo en coches de lujo que contaminan y sería una considerable reducción de contaminantes. Esto por supuesto, aunado a transporte público eléctrico.
